martes, 13 de abril de 2010

MULHACEN POR SIETE LAGUNAS














MULHACÉN POR SIETE LAGUNAS
¿Qué se puede hacer en una Semana Santa soleada, que llega después de un invierno frío, gris y lluvioso?. La mejor opción, pues, activar un poquito la circulación y dar un alegre paseo hasta el pico más alto de la península pasando por un maravilloso refugio natural de alta montaña, como es Siete Lagunas. Nos plantamos en Trevélez, pueblo de origen romano y de paisaje perfeccionado por árabes, cuya herencia perdura. Allí los moriscos se alzaron contra las tropas cristianas. El camino comenzó de manera lenta y solitaria, ninguno más se aventuró con nosotros a esas horas de la mañana, aunque los lugareños nos dijeron que el día anterior partieron. El sendero se desarrollaba en un principio por fincas agrícolas, aunque pronto llegamos a un joven pinar repoblado que dio paso al paisaje nevado tan esperado. Aún con complejo de tortugas, intentamos disfrutar de una subida dura por el peso que llevábamos, la recompensa llegó, como siempre, al plantar la tienda en Siete Lagunas, cerca de la laguna Hondera, helada y cubierta de nieve, justo al pié del sendero de subida a la loma del Mulhacén. Como suele pasar en el campo base, reponer fuerzas y dormir es el guión de la primera noche, pero a la mañana siguiente nos dimos cuenta de que alguien se había saltado el argumento: un agujero en la tienda nos hizo darnos cuenta de que faltaba la comida… y es que en esta sierra parece que los moriscos reencarnados en forma de zorro siguen ejerciendo su profesión de vándalos de la sierra… ¿nos confundieron con cristianos tal vez?.Pero a los moriscos no pareció gustarles el jamón del Lidl, y nos dejaron alguna provisión para pasar un día más en ese fantástico paraje. La subida a la loma del Mulhacén fue bastante cómoda, y ya en la cumbre, el gentío que rodeaba el punto geodésico revelaba las ganas de montaña después del duro invierno.
Inspeccionamos todo el paisaje, escudriñamos cada detalle, identificamos cada punto del horizonte y volvimos a bajar.Siete lagunas nos tenía preparada una sorpresa para la siguiente noche, trajo a Pandora que pasó la noche también allí, y sus vientos lograron quitarnos el sueño y rompernos la tienda… qué se le va hacer, son heridas de guerra e historias de nietos y abuelos… Una última sorpresa nos abordó a la vuelta, un espíritu del bosque, un rebeco se acercó a nosotros, recordándonos lo frágil que es su mundo, descubriendo la necesidad de cuidarlo. Se hace raro cramponear las nieves de la sierra, donde el caminar nos hace cruzar palabras con gentes de lugares lejanos. Ver como catalanes, madrileños, aragoneses, navarros, y un sinfín de ellos, de otros lugares, se extrañan de ver andaluces tocando el cielo de nuestras sierras.Más extraño es sentir como cada palabra y aliento, no es más que el fin de una cadena de sueños, que terminan en esta montaña, y hasta la siguiente…Es en ese momento cuando Mulhacen y Alcazaba dejan de ser dos granos de arena, dentro de todas las grandes montañas del mundo, para ser las montañas más bellas y hermosas de todas.

Maria y Javi

1 comentario:

  1. Ya decia yo que una entrada con más de 20 palabras no podia sel del Manolo. Mu buena actividad y buenos repor.
    Un saludo, Mario

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